Volver a Sevilla siempre es una muy buena
opción, sobre todo si andas por Huelva, que está a tiro de piedra.
Personalmente en esta ocasión ha sido,
además, un respiro. No porque en Huelva se esté mal, que os contaré en próximas
entregas, si no porque, aunque suene a canción trasnochada, Sevilla tiene un
color especial.
La Torre del Oro |
Comenzamos
aventura breve, pero intensa.
No disponíamos de mucho tiempo ya que
llegamos un sábado a la hora de comer y cogíamos el tren de vuelta a Madrid el
domingo a la hora de comer, así que el cálculo es sencillo, teníamos
exactamente 24 horas para visitar
una ciudad demasiado grande y con mucho que ver. Sin más remedio hubo que
elegir.
Por cierto, comimos en un sitio estupendo del
que os hablaré también próximamente.
Nuestras
elecciones.
Decidimos ver la Catedral (sería un pecado no
hacerlo es la más grande del mundo). Por
cierto que la Catedral de Sevilla se llama Catedral de Santa María de la Sede. De estilo gótico y como seguro sabéis conserva la Giralda , la torre que alberga el campanario (el que
era el alminar de la antigua mezquita aljama) y el patio de los naranjos, que no es tan bonito como el
de Córdoba, pero como las comparaciones son odiosas vosotros como si no hubierais
leído nada :)
Por cierto, que en esta Catedral es donde están
los restos mortales de Cristóbal Colón
y de Alfonso X el Sabio, entre otros
ilustres.
Consejos: el primero, ve con tiempo y
paciencia, porque hay colas que pueden poner a prueba tu entereza y el segundo,
y esto es lo mejor que puedes hacer, reserva tu entrada por adelantado.
Otra cuestión que debes conocer son los
horarios, entramos a las cinco y a las seis cerraban. Nos dio tiempo a ver la
Catedral, pero no a subir a la Giralda... para la próxima.
Catedral de Sevilla |
Paseando por
Sevilla.
Pasear por Sevilla es un medio placer, por un
lado que un 2 de noviembre estemos a veinti pocos grados es muy agradable y desde luego
que el barrio de Santa Cruz, la plaza del ayuntamiento por la que atraviesa el tranvía
y la Torre del Oro junto al rio Guadalquivir (en su margen izquierdo), vale la pena verlos.
Pero por otro lado, es una ciudad demasiado dependiente del turismo, o de los “guiris”
como los llamó una camarera que a las 18.15 hora española, no nos dejó
sentarnos en una terracita para tomar unos vinitos, porque estaba reservado
“por si venían guiris a cenar” ... Yo eso no lo había visto en mi vida. Con
todo encontramos otra muy bien situada mirando a la Giralda y disfrutamos del
vinito mientras pasaban los coches de caballos y oíamos el sonar de las
campanas ¿A que parece que estás dentro de un cuento?
La Giralda |
Segundo día,
imprescindible el Real Alcázar.
Había que elegir y la elección fue el Real Alcázar, que junto a la Catedral fueron
declarados por la Unesco en 1987 Patrimonio de la Humanidad.
Lo que yo ignoraba es que actualmente sigue
siendo la residencia oficial de los Reyes de España cuando viajan a Sevilla.
Así que es el Palacio Real en uso más antiguo de toda Europa ¡¡¡Ole!!!
Que os puedo decir que no sepáis, es una
preciosidad. Aunque el palacio original se edificó en la Alta Edad Media, se
conservan algunos vestigios de arte islámico y, de la etapa posterior a la
conquista castellana, un espacio palaciego mudéjar y otro de estilo gótico. En
reformas posteriores se añadieron elementos renacentistas, manieristas y
barrocos y todos conviven en paz y armonía... en serio si no lo habéis visto es
espectacular.
Lo malo es que vais a echarle toda una mañana
y eso si madrugáis, porque la cola para entrar da la vuelta al palacio, así que
se puede echar incluso todo el día (sin exagerar que no soy andaluza) jejeje.
Sí, nos quedó mucho por ver: La plaza España, el barrio de Triana, el parque de María Luisa, puentes y
museos... La verdad que como no es la primera vez que voy a Sevilla todo eso ya
lo vi, pero por si va a ser tu primera vez, échale tranquilamente cuatro días
para disfrutarla.
Viaje a Sevilla: noviembre 2019.
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¡¡¡Me han entrado ganas de ir a Sevilla!!!
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