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sábado, 27 de diciembre de 2014

Isaac Asimov y un futuro de hombres

Isaac Asimov imaginaba un mundo con robots, viajes interestelares y seres de otro planeta, sin embargo en sus novelas y cuentos, muy a menudo, el ser humano seguía utilizando el papel y la tinta para comunicarse, fumaba en sitios públicos y utilizaba el teléfono fijo. Creo que por su brillante y envidiable imaginación jamás pasó algo parecido a internet, el teléfono móvil o la ley antitabaco. Quizá es que el futuro ha ido por otros derroteros distintos, quizá es que era imposible si quiera soñar con ello en su época. Afortunadamente llegaron nuevas  generaciones que prefirieron hacerlo a soñarlo.
En esas nuevas generaciones tengo mis esperanzas puestas. Deseo que nos sea una esperanza vana.
He terminado de leer el primer tomo de los Relatos Completos de Isaac Asimov. 48 historias en 816 páginas. Me dejo para el 2015 el segundo tomo, me esperan y estoy impaciente por leer 40 cuentos más.
Me encanta la Ciencia Ficción y admiro profundamente el talento de este escritor Norteamericano. Pero, tiene que haber un pero, me sorprende enormemente  su visión de futuro machista o sexista que dirían los británicos. Prácticamente la mayoría de las historias y con ello digo todas menos tres, las protagonizan hombres. Es más prácticamente todos los personajes son macho, tanto humanos como alienígenas.
Las pocas historias en las que una mujer es protagonista, se trata de mujeres débiles, engañadas y finalmente superadas por, por supuesto, los hombres, como ocurre en el relato de “Huésped”. Quizá la única mujer algo más fuerte y decidida es la protagonista de “El chiquillo feo” y aún así es la que menos pinta en todo el compendio. Una simple niñera. Bueno, no tan simple al fin y al cabo. También hay alguna niña, como en “Cosas de niños”, obviamente incapaz de entender lo que sí entiende un niño.
Mi conclusión es que Isaac Asimov no veía en su futuro una mujer líder. Solo esposas y madres abnegadas, alguna doctora sí, pero perdedora. Niñeras, mujeres de compañía... Poco más.
No nos veía viajando por el espacio. Ni formando parte de un equipo de investigación. Menos aún liderando ni siquiera un grupo de aspirantes a guerrilleros contra “Cloros”.
Vaya. Al final igual no era un escritor tan imaginativo e inteligente como yo pensaba. ¡¡¡Qué decepción!!!!
Eso sí, da gusto leerle.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Como un naufrago en una isla desierta

Esta semana he visto, por fin, Interestelar. Película que recomendaré enérgicamente a todo el que me pregunte. Si tengo que destacar algo de ella, independientemente de la trama que es sin duda alguna, inimaginable por mi, no poco expandida, fantasía, destacaría dos cosas: Por un lado la interpretación de los actores. Me he quedado helada con el trabajo de Matthew McConaughey y Anna Hathaway, aunque esta última a diferencia del anterior, siempre me ha gustado mucho. Por supuesto no se puede desperdiciar en cualquier película a actores como Michael Caine o Jessica Chastain. Lo otro que destacaría es el sonido y la música. Me parece fascinante como juegan con el espectador. Como te arrancan sentimientos tan solo subiendo el volumen o simplemente anulándolo. Todo un peliculón, este, de Christopher Nolan.
Os preguntareis que tiene que ver esto con una isla desierta. Bueno no voy a contar la película puesto que prefiero que si no lo habéis hecho ya, la veáis sin ningún conocimiento, que es lo mejor. Sin embargo os contaré que uno de los momentos que más me impresionó, a tal punto que llegue a sentir una profunda sensación de angustia, es la espera de años, muchos años solo en el espacio. ¿Cómo una persona puede no volverse loca en la soledad del espacio? 
Quizá es que la soledad es un sentimiento evitable, que se puede o no elegir. Pensad en ello. No hablo de unas horas o unos días, hablo de años enteros, muchos. Sin nadie con el que compartir historias, anécdotas, sentimientos, sin nadie con el que discutir o reír.... Como se debía sentir Robinson Crusoe antes de encontrar a Fryday
A lo mejor yo tengo un sentimiento de soledad muy agudizado. Con contaros que esta semana me he quedado sola en un grupo de Whattsapp y me ha invadido algo ahí dentro, que no sé si es enfado, ¿por qué no avisará la gente que se va? O vértigo... ¡¡¡Me he quedado sola!!!! .
En próximas entradas prometo una titulada “La soledad en un grupo de Whatsapp” jeje :)
Aprovecho para desearos que paséis una excelente Navidad
¡¡¡Felices Fiestas!!!!!

domingo, 7 de diciembre de 2014

El pequeño de los hermanos Dalton.

Tengo que reconocer que Lucky Luke no era de mis series animadas preferidas, pero sí que la veía de vez en cuando y me resultaba muy entretenida. Sin embargo mi personaje favorito no era el cowboy solitario, ni siquiera su caballo listo como el hambre (Jolly Jumper), ni el tonto de Ran Tan Plan. Los que más me divertían eran los hermanos Dalton.
Y esta semana me he acordado de ellos, concretamente de esas discusiones absurdas entre el mayor, que era el más bajito, por no decir enano y el menor, el más grandullón. Joe y Averell Dalton respectivamente.
Siempre se ha considerado que Joe, el mayor, era el cerebro de la familia y que Averell, el menor, rivalizaba con Ran Tan Plan en simpleza. Hubo un tiempo en que estaba de acuerdo y nunca entendí porque el peque no creía más en él mismo y se hacía más fuerte. Realmente era el que siempre encontraba la solución, la mejor idea (teniendo en cuenta que nunca sería lo bastante buena, ya que tenían que fracasar en todos los capítulos. El único vencedor era siempre el cantarín Lucky Luke). El caso es que Averell  compartía sus ideas con los hermanos y el pésimo de Joe siempre le indicaba de malas formas y muy despectivamente que era una sandez, como mínimo, y que se callara de una vez, para tras unos segundos de profundo pensamiento, decir que había tenido una idea maravillosa. Por supuesto la misma que anteriormente había formulado Averell por la que se felicitaba ¡¡Menos mal que tenía inteligencia que si era por los demás!!


Todos los espectadores sabíamos que la idea había sido del menor y no entendíamos como el resto no se daba cuenta o como Averell no protestaba. Cosas de la vida con el tiempo he encontrado las razones de tan supuestamente estúpido proceder.
Y es que tras miles de correos con distintas opiniones, tantos que la morcilla (como llamamos cómicamente a la rastra de correos uno detrás de otros) era interminable, a un inteligente compañero se le ha ocurrido una idea brillante, la misma que dije yo veinte correos más abajo y que el comentó que era inviable. Pensé en comentarlo y decir eso de... “hombre, hace una semana que dijimos eso mismo y no te pareció bien”, pero luego pensé y supongo que debía ser el pensamiento de Averell Dalton: Total si los espectadores, en este caso lectores del correo, ya lo saben ¡Qué más se puede decir!
El desenlace, por mi parte un elegante “¡Qué idea más buena! La ponemos en práctica ahora mismo”. Por parte de algún compañero un “Me suena ¿no lo habíamos comentado ya” y otra menos delicada: “Pues vaya pérdida de tiempo, hace una semana que se propuso eso mismo, ya estaría hasta hecho...”
En fin, que el tonto es quién quiera serlo y quien piensa que los demás lo son.
¡¡¡Buen puente!!!!