Greyhound.
Es la compañía de autobuses más grande de EEUU con la
que dicen puedes atravesar el país y llegar a cualquier sitio. Por lo visto hay
gente que se va allí con la mochila y de autobús en autobús se recorre el país.
Os soy sincera, no es mi sueño. Prefiero el tren y lo de la mochila no va
conmigo. Pero la vida da muchas vueltas....
Autobús Greybound |
Contar la historia desde el principio me llevaría
mucho tiempo, ya que esta aventura fue el final de un viaje por el estado de
Tennessee que acabó en Georgia. Me fui con una amiga a Nashville de concierto,
pasamos por Memphis para visitar la ciudad y Graceland y terminamos en Atlanta.
Prometo ir contando aventuras por capítulos, de momento os cuento el final.
Éramos tres. Mi amiga y yo, junto con una conocida que
además era la única que conducía. Podía haber salido bien, claro que sí. Puedes
conocer personas maravillosas en viajes, pero no fue el caso y por una serie de
historias que algún día contaré (en próximos capítulos, seguro), nos abandonó
en Memphis. Sí, cogió el coche y se fue.
Teníamos billetes para volver a España desde Atlanta,
así que la solución más rápida era viajar en Greybound. Lo del tren por esos
lares no funciona como aquí, una pena, pero tocaban unas cuantas horas de autobús.
Brevemente
sobre Memphis.
Aunque la capital de Tennessee es Nashville, Memphis
es la ciudad más poblada y la verdad que está un poco abandonada, sobre todo
los alrededores de Graceland donde precisamente teníamos nuestro hotel. Es
incomprensible porque miles de personas visitan cada año la que fue casa de
Elvis.
Beale Street |
No obstante, el centro turístico, las calles llenas de
bares, restaurantes y música en directo sí que merecen la pena.
Recorrimos la Beale Street con establecimientos
llenos de blues, como el B.B. King's y pudimos disfrutar brevemente de su
animada y musical vida nocturna.
De cualquier forma, si tenéis que elegir os recomiendo
Nashville, a no ser que seáis fanáticos de Elvis ...
Camino a
Atlanta.
Para empezar, llegamos demasiado pronto a la estación,
lo que nos permitió ver detenidamente los pasajeros que utilizan esta empresa
de transporte y oye, no había ni uno normal, es decir, con el que pudiéramos
sentirnos reflejados.
Memphis |
Cuando nos parecía que alguno era buena persona porque
intentaba apoyar a otro pasajero perdido, nos dábamos cuenta de que estaba
evangelizándolo, biblia en mano.
Nos encontramos desde una mujer latina con un niño de
meses que no hablaba ni pizca de inglés, hasta un autóctono enorme (a lo largo
y ancho) que no sé como cabía en el asiento, pasando por un estudiante
asiático, mochila al hombro o una chica con un zurrón como equipaje... Y nosotras,
dos blancas de negro con cara de susto:).
Pero ya se sabe que las apariencias engañan y si algo
puedo afirmar es que los pasajeros de nuestro autobús, aún sin conocerse de
nada, se apoyaban unos a otros sin pensarlo: Que necesitas que alguien te
comparta la wifi de su móvil por cinco dólares, había un voluntario; que te
quedabas sin batería en el móvil, el de al lado te lo prestaba , que tu novio en Miami (sí,
habéis leído bien una pasajera iba camino de Miami) te pregunta a gritos por
Skype que por dónde vas y tú no lo sabes... la pasajera tres filas más a tras
te informa, igualmente a gritos.
Todo parecía ir con normalidad, pero solo lo parecía.
El hombre grandón no hacía más que ir al baño y cada vez que volvía tenía peor
cara y no paraba de sudar... teníamos que haberlo visto llegar, en una salida
del baño se derrumbó, todo lo largo (y ancho que era) por el pasillo del
autobús). Los pasajeros ayudaron como pudieron a levantarlo, avisaron a la
conductora y ella avisó a urgencias. Cuando pudo se echó a un lado, paró y allí
esperamos a la ambulancia pacientemente, en mitad de la nada. La ambulancia
llegó y se llevó al pasajero, al parecer al final no fue un infarto, que era lo
que todos temíamos. Ya íbamos con alguna hora de retraso, aun así, en la parada
del trasbordo, hubo que hacer el tiempo reglamentario de pausa. Nosotras
aprovechamos para sacar algo de comer en la máquina (resulta que era un burrito
crudo y había que haberlo metido en un micro ondas que no vimos, así que
comimos burrito crudo...y seguimos vivas!!!!). En un momento de descontrol en
el que no sabíamos si había que cambiar de autobús y sacar las maletas o qué,
la conductora nos hizo saber que nosotras íbamos con ella a todas partes y
¡cualquier a le llevaba la contraria!!!!
Era una señora de unos cincuenta y muchos, grandota
como los nativos de allí, con muy mal genio, poca paciencia y demasiada
energía, pero con gran sentido de la responsabilidad y que nos tenía a todos
como velas.
Reiniciamos camino hacia Atlanta y los pasajeros que
ya se habían hecho amigos unos de otros charlaban tranquilamente sobre temas tales
como ¿Hasta dónde vas tú? En estás estaban dos cuando uno de ellos se dio
cuenta, “Pues este autobús va a Atlanta, para mí que te has equivocado” (eso en
inglés de Tennessee :). Total, que el hombre se levantó cuál relámpago a
chillarle a la conductora que parara que él tenía que bajarse que se había
equivocado de autobús y en la charla entre conductora y pasajero, otro pasajero
se dio cuenta de que él también iba mal. Sí, dimos la vuelta, volvió a la
estación y les dejó allí, maleta incluida... pérdida de tiempo a sumar a la ya
existente y relajación por parte de mi amiga a la que uno de los que se quedó
le había pedido ya dos veces el número de teléfono (debe ser que la primera vez
no lo entendió bien).
Llegada
accidentada a Atlanta.
Al final llegamos a Atlanta, bastante tarde y sin
tiempo de visitas, pero pensamos que al menos podríamos salir a cenar algo....
que ilusas!!!
Atlanta |
El conductor de la empresa Lift que estuvimos
utilizando durante todo el viaje sin problemas, se perdió al venir a recogernos
y en el camino al hotel (hizo doblete). Tardó ¡¡¡dos horas !!! en hacer un
trayecto de veinte minutos. Hecho que
reconoció la empresa que nos devolvió, como es normal, el importe, pero no el
tiempo perdido, eso no se recupera.
Al final comimos en una especie de cantina cerca del
hotel algo parecido a carne y nos fuimos a dormir, porque no había tiempo para
más.
Nos perdimos Atlanta.
Habrá que volver, pero prefiero que no sea en autobús...
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