De Helsinki a Vitoria pasando por Tánger

Esto de los viajes nunca se sabe. A veces tienes expectativas muy altas y te quedas un poco defraudado, como que no esperas nada y te sorprende.

La verdad que ninguna de las tres ciudades donde he estado en los últimos meses me ha decepcionado, aunque tampoco esperaba nada especial de ellas, en algún caso porque no me dio tiempo a esperarlo.

Empecemos por Helsinki, capital de Finlandia, con días eternos durante el verano y una temperatura estupenda para los que les agota el calor sofocante de ciertas provincias de nuestro país.

Fue un viaje precipitado, algo atolondrado, pero muy optimista, ilusionante y lleno de energía. No por la ciudad, si no por el motivo del viaje que al final es lo que cuenta.

Fueron días muy interesantes, conocí personas muy humanas (por si creíais que todos lo somos, he de anunciaros que no).

Helsinki como ciudad, no es la más bella, estéticamente hablando, sí que lo es cultural y socialmente.

Finlandia tiene pinta de ser un país muy abierto mentalmente, de esos que a todo le dan una oportunidad, que no miran el continente, si no el contenido y que sobre todo conocen la importancia de las cosas y lo que cuesta conseguirlas.

Eso sí y como todos sabemos ¡en invierno hace un frio del carajo!

Tánger es todo lo contrario a Helsinki, no se puede hablar ni de apertura de mente, ni de oportunidades, ni de fresquito, ni  na de na. Obviamente mi visita a Marruecos ha tenido un objetivo más lúdico y una estancia más corta lo que me ha beneficiado bastante, más todavía si os cuento que fui en pleno Ramadán.

Sitios bonitos los hay, en el hotel me he sentido muy a gusto, la compañía a sido perfecta y conocer parte de una cultura que desconocía bastante, aunque algo ya aprendí hace unos años, ha sido muy interesante y enriquecedor. Eso sí, ya os digo y que quede por escrito por si en unos años se me olvida y así pueda alguien recordármelo entre comillado: No me vuelven a ver el pelo por allí. Que yo mi libertad la aprecio mucho y el respeto es para mí, la base principal de una buena convivencia.

Hay que ver la de ciudades bonitas que tenemos en nuestro país y se nos olvida visitar. Fui antes a Seúl que ha Vitoria... eso no tiene perdón, pero de sabios es rectificar y el Festival de Jazz de la ciudad ha sido una escusa perfecta. Como tengo que repetir, porque me ha encantado, pero no ha sido una visita muy larga y una tormenta veraniega me impidió terminarla de ver, ya estoy dándole vueltas a la cabeza para ver que escusa me busco a la próxima.

Entre catedrales en obras, monumentos dedicados a escritores excepcionales, gastronomía rica, rica, que diría aquel cocinero y rincones preciosos, de esos que esconden algunas ciudades y hay que descubrir, ha habido tiempo para todo, para diversión, para debates, descanso y también para frases divertidas donde las haya que nos han amenizado los días y llenado de inspiración, alegría y buen humor, que a veces falta nos hace. Ahí van algunos ejemplos, con los autores de semejantes ocurrencias, que merece la pena mencionar, no todos tenemos tan brillantes salidas:

-        “Vamos mejor por la pared de andar” (JJMM –Intentando que su rebaño no fuera atropellado)

-        “¿A qué hora es la visita de las 10:30 h?” (JJMM – de nuevo, eso sí, sin esa pregunta nos hubiéramos perdido una visita estupenda a la Catedral).

-        “Y tú ¿Cómo te manejas?” (JMO – En un intento de instinto de protección).

-        “No les dejes, llevan razón, pero diles algo” (PSC – Ni contigo, ni sin ti).

-        “Yo no me lo invento ¡es que veo doble! (JJMM – otra vez, en esta ocasión intentando defender lo indefendible, porque un billete de 50€ no es de 100€ por mucho alcohol que lleves en el cuerpo).

-        “Todos los ciegos son pardos” (JMO – Su versión de “todos los gatos son pardos”, él es así tiene sus propias versiones).

FIN de las oportunidades a la cultura, pasando por la intolerancia.

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