En el pasado post, que si no has leído puedes
hacerlo pinchando en este enlace, Sevilla, cuestión de elección, os hablaba de mi visita de 24 horas a Sevilla y os comentaba que llegamos el sábado al
mediodía, justo para comer.
En el post de hoy os hablo del restaurante, o más
bien bar de tapas, que encontramos por casualidad y en un momento de
desesperación. ¡Cómo es la vida! acertamos de pleno, si llegamos a buscarlo a
propósito no nos hubiera salido tan bien.
Plaza del ayuntamiento en Sevilla |
Pero empecemos por el principio…
Llegada a Sevilla.
Una locura. Estuvimos media hora larga dando vueltas
con un único objetivo ¡ENCONTRAR APARCAMIENTO! La verdad que no sé si era un
fin de semana complicado porque el viernes 1 de noviembre es fiesta nacional y
los españoles aprovechamos, todos, para ir a Sevilla, o sin embargo es lo
habitual por allí, pero fue desesperante. Justo antes de tirar la toalla y dirigirnos
a un parking, pasamos junto a una placita encantadora con arbolitos, mesas
altas y bajas con sillas y taburetes de colores y yo exclamé eso de “qué plaza
más chula”. No obstante, pasamos de largo, concentrados en dirigirnos a la
entrada del parking y justo antes de entrar… ¡Chan chan! Allí estaba un sitio
estupendo para aparcar. Así que no fue necesario entrar al aparcamiento de pago
y además estábamos al lado de la placita, era la hora de comer y estábamos cansados
… era una señal, sin duda.
Resulta que en esa plaza que nos resultó tan
agradable, en la esquina, justo en la calle Conde de Torrejón 21, se sitúa un
restaurante, bar de tapas, que merece mucho la pena conocer. Lola, por Dios (La Chalá).
Sí, estábamos en pleno barrio de Santa Cruz, centro de Sevilla, había
sitio para los seis aventureros y hambrientos visitantes y además cocinan de
muerte.
Las apariencias engañan.
Es un sitio pequeño, pero acogedor y sirven tapas y
eso al principio me hizo dudar: porque tenía mucha hambre y porque mis
acompañantes son de buen comer. Se me olvidó que estábamos en Andalucía y que
comer de tapas por allí no es lo mismo que en Madrid.
Os diré, que nos aconsejaron dos tapas por persona y
quedamos más que satisfechos, a excepción de uno que pidió una tercera, pero
fue más gula que hambre (arrrosito wok con verduras salteadas ¡estaba
impresionante!)
Arroz de cortijo, los huevos y la ensaladilla |
La comida.
Yo me pedí tomate
extra pelado y aliñado (ya sabréis mi vicio por el buen tomate y en
Andalucía hay mucho, esto os lo cuento en el post en el que hablo de Terraceo en la puerta del sol en Madrid y el viento
del norte) y arroz de cortijo con setas. Acerté de pleno
con ambos platos. Como siempre acompañado de un buen vino.
No os perdáis las fotos de cómo estaban presentados
las tapas y el tamaño de las mismas porque lo dicen todo.
Otros platos que pude probar de mis acompañantes,
aparte del Arrosito J :
Del apartado de “Nuestros clásicos” el queso
canario de cabra ahumado y la ensaladilla
Amelia, que fue recomendación de gran éxito por partida triple del
camarero. El apartado “De aquí” también tuvo mucho éxito con mi tomate (que era
sin duda jamón de la huerta, como llaman en Córdoba al buen tomate) y el serranito roll. Pero sobre todo el “de
la Tierra” con los dos arroces y el “Del Mar” con el huevo frito con tarta de atún rojo y patatas fritas y las albóndigas
de choco. Tampoco tienen desperdicio los platos que se ofertan en el
apartado “De allí”, con arepas, tacos
y demás inventos latinos, con aires españoles o “El Rey del Mambo”, con pulpito y Lagarto ibérico de bellota…
Yo lo aderecé todo con un buen vino tinto y otros
con cerveza, la había artesana de trigo, que desde hace unos años se ha puesto
de moda.
Mi recomendación.
Aparte de que si vais por Sevilla os paséis, que
confiéis en las recomendaciones de los camareros que saben de lo que hablan.
Fue un verdadero placer dar con este local.
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