Sal Negra. El ingrediente perfecto para una cena única.
Es una buena elección si te gusta la comida tradicional. De hecho, en 2016 fue Premio Metrópoli al mejor restaurante de comida tradicional. No obstante, tiene platos que me parecen innovadores
Este año la pandemia nos limita mucho, así que para nuestro aniversario no hemos preparado una salida romántica de fin de semana, como otros años. Nos hemos conformado con salir a cenar, eso sí por todo lo alto.
La elección no ha sido mía, si no de mi marido. Quien me conoce muy bien y sabe lo que me gusta. Sin despreciar que a él también le gusta comer bien, no vayáis a pensar lo contrario. Así que el mérito ha sido todo suyo.
El espacio es agradable, aunque, para mi gusto, muy oscuro. Me gusta la decoración en negro (es de mis colores preferidos) pero me resulta incómoda tanta oscuridad. Tiene un jardín trasero decorado muy elegante. Con muros altos, rodeados de verde, luces cálidas en las mesas y distancia entre unas y otras como indican las autoridades sanitarias. Hubo un momento que me aislé y viví la sensación de estar fuera de la capital, respirando aire puro y sin ruidos. Me faltó ver las estrellas, que en Madrid es imposible.Sin duda, soy más de exteriores. Sin embargo, también he de decir que en estos tiempos que corren de veranito español en todo su esplendor, hace más calor en el jardín que en el salón con aire acondicionado.
LA CARTA
La pandemia nos ha dejado una nueva forma de leer las cartas, que sinceramente espero que se quede para siempre. Ahora todas las tienes que leer en tu móvil, accediendo a través de un código QR y eso a mí me viene de vicio, porque es accesible.
Entrantes con posibilidad de medias raciones. A mi esta opción siempre me ha gustado, porque te permite probar más cosas. Gran variedad de carnes, pescados y arroces. Además del postre y una extensísima, de verdad extensísima, carta de vinos.
Te adelanto que no te vas a ir con hambre. Buen tamaño de raciones y de platos en general.
NUESTRA ELECCIÓN
Para comenzar unas navajas, fuera de carta, deliciosas: tiernas, con muchísimo sabor, sin tierra a la vista y abundantes, como si estuvieras en Galicia. Buñuelos con bacalao en tinta de calamar, cremosos de los que se deshacen en la boca.
Para él un solomillo de ciervo con puré de castaña, que probé y estaba exquisito (también fuera de carta). Para mí un solomillo al vapor en su punto, rociado de pimienta y aceite de oliva, espectacular.
Incluso nos animamos con el postre: para él, tarta de chocolate con naranja. Par a mí: sorbete de mojito con hierbabuena fresca.
Por cierto, para los paneros: Podréis disfrutar de una cesta con todo tipo de panes y picos.
Recomendaciones:
Es un restaurante para ir sin prisas, a lo slow life que tanto me gusta.
El servicio es educado, discreto, rápido y efectivo.
La cocina de 10.
Tienes posibilidad de encargar la comida e ir a recogerla o que te la lleven a casa.
La compañía, inmejorable :) ¡¡¡vamos sumando años!!!
Hola!! Guapísima estas. Muchas gracias por las sugerencias y los consejos.Enhorabuena por sumar años. Muchos besos para los dos.
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