En mi último viaje a Roma aprendí muchas cosas, entre otras, una de las más importantes fue que no se debe beber alcohol, aunque sea una cerveza suave, cuando uno lleva más de 12 horas sin probar alimento sólido y que las puertas abatibles a lo oeste, son muy originales, pero poco prácticas e incluso agresivas cuando uno va con prisa y bultos en la mano (dícese de abrigos, bolsos y otros instrumentos de primera necesidad). Esto lo aprendí a costa de herir a una de mis compañeras, con la ayuda inestimable de la puerta por supuesto, y de sufrir un momento tremendo de sueño en una bonita visita nocturna por la ciudad, cierto es que el movimiento del autobús y la mala iluminación de la capital italiana también ayudaron, no fue solo el hambre mezclado con cerveza autóctona.
Independientemente de estas dos anécdotas algo frustrantes, que vistas con el tiempo no tienen trascendencia alguna, comprendí que lo más importante son las personas.
Una de las compañeras de profesión y de viaje, soltó una frase de esas que al principio te parece ingeniosa y que según vas viviendo experiencias, dos días repletos de actividades dan para mucho, cobran una importancia tal, que llega a ser un himno vital: “Arquímedes dijo: dadme un punto de apoyo y moveré el mundo. Yo digo: dadme un punto de apoyo y me moveré por el mundo.”
Es así de fácil. A veces solo necesitamos eso, un punto de apoyo y lo demás va de carrerilla. Parece fácil ¿verdad? Yo también lo pensaba, en el comienzo del viaje todo es utopía y buenas perspectivas, más tarde entiendes que la realidad puede ser otra muy distinta.
Mi compañera, la agredida por la puerta no la de Arquímedes, me comentó que podía titular esta entrada algo así: “Cómo desorganizar un viaje organizado”. Lo sé suena surrealista. Pero sí, se puede desorganizar un viaje organizado y lleno de ilusión, solo tienes que poner un poco de interés en hacerlo todo al revés, no escuchar a nadie y actuar por impulsos y listo.
Cuando uno no tiene en cuenta con quién viaja, no le interesan las personas y por supuesto no tiene ninguna ilusión por su trabajo no puede esperar que las cosas salgan bien.
Es sencillo, cuando se trabaja con personas, esas personas son lo prioritario.
Mira que he viajado por el mundo y jamás pensé que se pudiera desorganizar un viaje organizado, pero así es, se puede.
De cualquier forma al final confieso que lo pasé muy bien, a pesar del hambre, el sueño y las incidencias varias, que no vienen al caso, y gracias a la actitud positiva y de superación de todos los compañeros. Nos reímos, nos emocionamos, nos desahogamos y sobre todo vivimos una aventura en Roma.
¡¡¡Madre mía, qué recuerdos me trae está canción y este grupo en general!!!:
WHITE LION - BROKEN HEART