Hoy he comenzado la mañana con un debate entre compañeras. El tema era complejo sin duda, las nuevas tecnologías, los hijos y cómo controlarles.
Mi principal papel en esa discusión y dado que no tengo la experiencia de ser madre, ha sido intentar animar y convencer de que se puede. Esto ha sido muy complicado, porque la compañera afectada por un incidente sin importancia aparente, la madre de una niña pre adolescente que todavía no entiende los peligros que pueden tener las redes sociales y que hay que tener cuidado con lo que se dice, a quién se remite, etc., está completamente convencida de que se le va de las manos y no hay nada que pueda hacer para evitar que su hija cometa alguna tontería.
Soy de las que pienso que si tú misma te pones las barreras, probablemente no puedas y que el optimismo y la fe mueven montañas, no obstante el tema en cuestión es difícil de llevar y supongo que cada vez más, porque muchos hijos superan a los padres en conocimientos tecnológicos, así que el control por parte de los progenitores no es sencillo. Si además los niños te mienten, niegan la evidencia y no quieren escuchar, pues la cosa empeora por momentos. Por otro lado son niños, vamos que si nos remontamos a no hace muchos años, nos podemos poner en su piel, ¿o no? La sociedad ha cambiado mucho y todo ha avanzado tan rápidamente que no estoy segura de que podamos ponernos en su lugar.
Antes los problemas de los padres eran otros que hoy en día siguen existiendo y a los que además se suma todo lo que conlleva la tecnología, que avanza sin fronteras, a una velocidad de vértigo y es demasiado peligrosa para mentes que todavía no están formadas, que no distinguen entre lo bueno y lo malo de las redes sociales y que suelen ser poco prudentes.
Las dos compañeras con hijas más o menos de la misma edad planteaban propuestas totalmente distintas al respecto y las otras dos sin hijos, entre las que yo me incluyo, nos mirábamos indecisas porque no sabemos qué es mejor, si quitarles el acceso y relegarles al autismo social o intentar razonar ¿se puede razonar con niños de estas edades?
Al final se ha convertido en una jaula de grillos, que si la educación es la clave, que si el control, que si el castigo, que si hay que confiar, que si tal, que si cual,... Incluso hubo un momento en que pensé que lo mejor era encerrarla hasta que cumpla los 50, pero tras ese pensamiento tan talibán y poco realista y justo, pensé más bien en que los niños se caen y se levantan, en que todos cometemos errores y que a veces aunque sepamos el peligro de las cosas hasta que no nos toca, no somos conscientes. Está bien intervenir, hablar con los hijos, decirles lo que está bien o mal e incluso castigarlos, pero no se puede evitar lo inevitable. La tecnología está presente en todo y es inútil darle la espalda.
Nos queda confiar en la educación de nuestros hijos e intentar mantenernos en forma tecnológicamente hablando, para poder ayudarles a su buen uso.
Complicado, la verdad, los padres lo tienen muy complicado.
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