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lunes, 29 de julio de 2013

Alicia en el país de la tecnología

Hoy he comenzado la mañana con un debate entre compañeras. El tema era complejo sin duda, las nuevas tecnologías, los hijos y cómo controlarles.
Mi principal papel en esa discusión y dado que no tengo la experiencia de ser madre, ha sido intentar animar y convencer de que se puede. Esto ha sido muy complicado, porque la compañera afectada por un incidente sin importancia aparente, la madre de una niña pre adolescente que todavía no entiende los peligros que pueden tener las redes sociales y que hay que tener cuidado con lo que se dice, a quién se remite, etc., está completamente convencida de que se le va de las manos y no hay nada que pueda hacer para evitar que su hija cometa alguna tontería.
Soy de las que pienso que si tú misma te pones las barreras, probablemente no puedas y que el optimismo y la fe mueven montañas, no obstante el tema en cuestión es difícil de llevar y supongo que cada vez más, porque muchos hijos superan a los padres en conocimientos tecnológicos, así que el control por parte de los progenitores no es sencillo. Si además los niños te mienten, niegan la evidencia y no quieren escuchar, pues la cosa empeora por momentos. Por otro lado son niños, vamos que si nos remontamos a no hace muchos años, nos podemos poner en su piel,  ¿o no? La sociedad ha cambiado mucho y todo ha avanzado tan rápidamente que no estoy segura de que podamos ponernos en su lugar.
Antes los problemas de los padres eran otros que hoy en día  siguen existiendo y a los que además se suma todo lo que conlleva la tecnología, que avanza sin fronteras, a una velocidad de vértigo y es demasiado peligrosa para mentes que todavía no están formadas, que no distinguen entre lo bueno y lo malo de las redes sociales y que suelen ser poco prudentes.
Las dos compañeras con hijas más o menos de la misma edad planteaban propuestas totalmente distintas al respecto y las otras dos sin hijos, entre las que yo me incluyo, nos mirábamos indecisas porque no sabemos qué es mejor, si quitarles el acceso y relegarles al autismo social o intentar razonar ¿se puede razonar con niños de estas edades?
Al final se ha convertido en una jaula de grillos, que si la educación es la clave, que si el control, que si el castigo, que si hay que confiar, que si tal, que si cual,... Incluso hubo un momento en que pensé que lo mejor era encerrarla hasta que cumpla los 50, pero tras ese pensamiento tan talibán y poco realista y justo, pensé más bien en que los niños se caen y se levantan, en que todos cometemos errores y que a veces aunque sepamos el peligro de las cosas hasta que no nos toca, no somos conscientes. Está bien intervenir, hablar con los hijos, decirles lo que está bien o mal e incluso castigarlos, pero no se puede evitar lo inevitable. La tecnología está presente en todo y es inútil darle la espalda.
Nos queda confiar en la educación de nuestros hijos e intentar mantenernos en forma tecnológicamente hablando, para poder ayudarles a su buen uso.
Complicado, la verdad, los padres lo tienen muy complicado.
HALESTORM - I GET OFF

domingo, 21 de julio de 2013

Quemados

¿Te has sentido alguna vez “quemado”? y si es así ¿Qué has hecho al respecto?

“¡Estoy quemado!”” Esta es una expresión que utilizamos muy a menudo y de forma a veces incluso, jocosa. Expresiones como “no estoy moreno, estoy quemado” son la prueba de que nos tomamos este síndrome, muy a la ligera.

Pero no lo es. El agotamiento emocional, baja realización personal, el sentimiento de estancamiento profesional y la frustración, son temas muy serios que hay que tratar y prevenir. De hecho el síndrome de estar quemado o Burnout, término acuñado en inglés, está regulado en la Ley de prevención de riesgos laborales para las empresas y organismos ¿Hay medidas de prevención para evitar el Burnout en tu empresa? Cuéntame cuáles, me interesa.

Cuando estamos "quemados", queremos expresar que la situación nos ha desbordado. Un psicólogo añadiría que es una respuesta al estrés laboral crónico, una experiencia subjetiva que engloba sentimientos y actitudes con implicaciones negativas para la persona y por supuesto también para la empresa.

Sí, las personas tenemos sentimientos, esto es un hecho y sí, nos influyen en nuestras actitudes, esto es inevitable. Porque somos personas, es lo que nos diferencia de las cosas y de los animales, tenemos sentimientos.
Por otro lado las empresas las componen personas, ni animales, ni cosas, por lo menos las que yo conozco.

¿Por qué cada vez hay más personas “quemadas” en sus trabajos? Que no se sienten realizadas, que ya no tienen la misma ilusión, que les cuesta ir a trabajar cada día.

¿Por qué las empresas no se lo toman más en serio y establecen  medidas, en lugar de beneficiar este estado entre sus trabajadores?

Es difícil trabajar con personas, mucho más cuando los roles, las ocupaciones y labores no están claras, cuando no se hacen equipos, ni se trabajan con los mismos objetivos, cuando se mezclan las relaciones personales y  las profesionales, cuando nos dejamos llevar por los prejuicios y no somos capaces de ver las injusticias o desigualdades.

No alcanzo a comprender como no se dan cuenta que la solución es mucho más complicada. Más vale prevenir que curar, este dicho popular tiene toda la razón del mundo. Pero para la mayoría de las empresas estos síndromes son invisibles. Es más vistoso prevenir las caídas en una empresa que la fatiga emocional. Eso sí, a la larga productivamente hablando se pierde mucho más talento y por lo tanto productividad y beneficios.

Y es que es mucho más provechoso en todos los sentidos, señores y señoras, un trabajador feliz, que veinte “quemados”.

domingo, 14 de julio de 2013

Mi vida sin móvil

Murió, no me lo podía creer, pero murió. Ni podía encenderlo, ni cargaba, ni nada. Busqué  otro cargador, cambié la batería, intenté resetearlo, sin éxito. Había fallecido.
No voy a entrar en todos los contactos que he perdido y las fotos que no recuperaré, entre otra información importante, porque  recordarlo sería muy deprimente. Mucho más que vivir tres días sin móvil.
Sin vida social. Qué triste, pero actualmente la vida social se organiza a través del móvil. Así que he tenido que replantear las comunicaciones e interacciones con la gente. Lo primero que hice fue avisar de que estaba incomunicada, para que nadie pensara que me he vuelto autista. Como anécdota graciosa os cuento que me llegó un correo electrónico de una amiga que simplemente decía  ¿Y ahora cómo te localizo? La verdad que una se siente importante cuando alguien se preocupa así.
Os cuento como ha sido mi vida sin móvil:
Al principio me embargó una sensación de angustia, que pasó a ser inseguridad, para terminar en resignación. 
En el trabajo no me dio tiempo a echarlo de menos, estuve demasiado entretenida. Cuando sales a la calle es cuando más lo necesitas. Es una sensación rara no escuchar los pitiditos de que te ha entrado un Whatsapp o algo nuevo en Facebook. Sin duda, lo peor es cuando te paras a pensar qué harías si tienes que hacer una llamada urgente y no tienes móvil ¿Dónde hay una cabina? ¿Y si no hay posibilidad porque te quedas encerrada en el ascensor? Más grave todavía ¿A quién llamo? ¡¡Si solo me sé tres teléfonos de memoria!! Pero una vez agotados todos los malos presagios te das cuenta de que se puede vivir sin él. Al menos durante tres días y siempre que el ascensor funcione.
El recuerdo más triste es la sensación de que te falta algo mientras esperas en el punto acordado a la persona con la que has quedado y no puedes enviarle ningún mensajito: “me quedan dos paradas” ,“ya he llegado” ,“Te espero dentro con el aire acondicionado”...o no poder comunicarte con tu familia “¿Qué tal tiempo hace por allí?” “¿Cómo lo estáis pasando?” “Enviar fotos”... En definitiva, esa desoladora sensación de no estar conectada.
No se ha roto, nunca se me ha caído y lo tengo tan mimado y cuidado, que parece nuevo. Simplemente se ha muerto. Lo llaman la muerte súbita de Samsung. Eso duele, porque después de SIETE meses juntos, nos habíamos cogido mucho cariño.
Ya, ya sé que no hay que dramatizar, me lo arreglan y lo vuelvo a tener, está en garantía. Lo malo es que tardan mucho ¡¡¡un mes!!!!
Ahora tendré que adaptarme al viejo móvil, el de las teclas y la mini pantalla, es tan pequeño que voy a tener problemas para encontrarlo en el bolso. Eso sí, podré decir eso de que tengo un móvil vintage.
En fin, lo dicho, resignación, que un mes pasa volando.

lunes, 8 de julio de 2013

La Sensación de Vivir

Os acordáis de un anuncio de una bebida gaseosa con cola (¿Cuál será, será?),  cuyo lema era “Sensación de Vivir”.  Os hablo de los 80, mediados o finales, más o menos.
CARTEL DE LA CAMPAÑA

Sí ¿verdad? Ya la recordáis.
Reconozco que esa bebida en concreto no es de mis preferidas, pero en los años 80 fue una campaña muy famosa y en las últimas semanas me ha venido a la mente. Está llena de fuerza, de vida, te entran ganas de ponerte a bailar, que no de beber la bebida en cuestión, lo cual para un publicista debería ser preocupante, aunque ya han pasado muchos años y el efecto probablemente ha cambiado.
No tengo ni idea de porqué, de repente, he empezado a pensar en la campaña, pero intuyo que los últimos acontecimientos de mi vida, por asociación, me han llevado a su evocación.  La campaña me recuerda la pasión por la música. Da igual qué tipo de música te guste, lo importante es sentirla. Lo fundamental es que tu vida tenga música.
Últimamente percibo esa energía de antaño, como si en los últimos meses hubiera despertado de algún letargo que me ha tenido medio dormida. Me siento llena de energía y felicidad, con sensación de estar viva.
Lo único que espero es que dure, porque al final el día adía, la rutina, el cansancio, los problemas y preocupaciones, te hacen caer en el sueño profundo, ese en el que vas por la vida por inercia y sin vivirla y la verdad, para cuatro días “pelaos” que vivimos, lo mejor sería vivirlos con energía.

Espero que sea contagioso :), por si necesitas ánimo, te dejo la campaña en cuestión ¡¡¡a bailar, a vivir!!!
ANUNCIO- SENSACIÓN DE VIVIR

jueves, 4 de julio de 2013

TABÚS EN LAS ENTREVISTAS DE TRABAJO

Lo que nunca debes preguntar en una entrevista de trabajo. De esto iba el reportaje con el que me encontré el otro día haciendo zapping.
La verdad que el título me sedujo. No es que tenga previsto realizar una entrevista de trabajo en próximos días, pero como nunca se sabe y además soy muy curiosa, me quedé en la cadena económica donde lo ponían, a que me sorprendieran.
El resumen básicamente es el siguiente: Las dos preguntas clave que no se deben hacer son sobre el horario que podrías tener y el sueldo. Además es fundamental no mostrar ansiedad por el puesto al que aspiras.
Tengo que confesaros que me quedé algo impactada y espero que nunca me entrevisten los dos expertos que hablaban sabiamente del tema.
Supuestamente el preguntar por el sueldo y el horario denota falta de compromiso por la empresa. ¿Por qué empresa? Si todavía no eres parte de nada, es una entrevista de trabajo. ¿Por qué da mala imagen preguntar tu horario? Es organización ¿no? Si no sabes a qué hora tienes que entrar a trabajar, cómo puedes organizar a tu familia, a tus hijos, si tienes o no los fines de semana libre, etc., etc., ¿Cómo piensan que puedes organizar tu vida? o es que se trata de no tener vida personal. Tengo que revelaros que esa era la imagen que daba el reportaje.
No importa cuál sea tu sueldo, necesitas trabajar y punto. Ya cuando firmes el contrato verás lo que ganas y llorarás todo lo que quieras. Bueno, con seis millones de parados o siete, o por donde vayamos ya, que prefiero no saberlo, está claro que muchas personas se agarrarán a lo que sea, aunque no te de para comer, porque no habrá más remedio. O eso, o pedir en la calle. Mi pregunta es ¿Cómo quieren que no aparentemos ansiedad?
Por favor recordarme borrar ese canal de la memoria de mi tele, no vaya a encontrarme con otros reportajes inteligentes en él, tales como: Cómo ser competente en el desierto o cómo automotivarse  en el infierno.

lunes, 1 de julio de 2013

“Moniquís” y otros palabros.

¿Sabes lo qué es un “moniquí”? Seguro que hay algún gallego que lo sabe, porque me han dicho que es  como denominan en Galicia a los Albaricoques, ni más ni menos. “Moniquí” no viene en el diccionario, pero forma parte del vocabulario habitual de muchas personas autóctonas del lugar de procedencia de la palabra en cuestión, que no del resto de España. Por eso cuando me preguntaron con tono de sorpresa “¿no sabes lo qué es un “moniquí”?” no entendí la sorpresa ¿vosotros lo sabíais?
Es que estamos en un país muy rico y variado en vocabulario, que se suele decir. Todavía me acuerdo la primera vez que mi chico mencionó la meseta, que es lo mismo que la encimera y cuando se rió porque mencioné dejar la puerta encajada, en lugar de acercada, como lo llaman ellos, los Asturianos. En realidad deberíamos llamarlo todos, entre abierta o casi cerrada, o algo así ¿no?
Para saber lo qué es un pego”, deberíais preguntar a mí amigo Quino el Cordobés, que no es un torero, no se confundan ¿eh? él os dará todo tipo de detalles de los “pegos”, “pegoletes” y “pegosos” varios. Pero dejémonos de pegos” y al grano.
¿Sabes lo que son los “peros”? Te doy una pista, va de fruta y se utiliza o por lo menos se utilizaba mucho en Córdoba. También en esta preciosa ciudad se llama a un tipo de pescado “japuta”, el mismo que en Valladolid llaman “negrito”. Las razones de ambos nombres las ignoro, pero las hay seguro, tiene que haberlas, si no con qué cara le dices al pescadero que te ponga un “negrito” para llevar.   
Pues no os creáis, que no es para tanto, el susto me lo llevé yo cuando un asturiano me dijo “Me da miedo que lleguemos hasta antes que ellos”, hombre, a mí miedo me dan otras cosas Me parece una expresión un poco exagerada para lo que significa, pero teniendo en cuenta que lo que yo llamo hacernos las mechas ellos lo llaman vetas..... Pues tampoco pasa nada por tener un poco de miedo ¿no?
Hala, buena semana.
DEF LEPPARD (LIVE)- POUR SOME SUGAR ON ME