Hace unas semanas, en la portada del periódico Escuela, que recibimos semanalmente lleno de artículos interesantes para el mundo educativo, leí un titular que me ha impactado: “El acoso escolar es homófogo y sexista”.
Se me ha puesto la piel de gallina porque inmediatamente me ha venido a la mente un caso muy cercano. Madre e hija están luchando contra una situación insufrible de acoso escolar. Las razones aparentes son que es de raza latinoamericana. Resumiendo, que es diferente.
Me pregunto si los agresores, si estos chicos y chicas son el futuro de nuestra sociedad. Espero que lo que nos llega a través de los medios de comunicación sean casos aislados, que no por ello menos importantes, aunque me temo que más habituales de lo que quisiéramos.
Cuando iba al cole y yo creo que todos en general, hemos tenido compañeros gamberros y en algunas ocasiones incluso podríamos catalogarlos de “delincuentes”. Me parecen nimiedades comparadas con las situaciones que se están viviendo hoy en día. Estamos llegando a unos límites intolerantes
Mi conclusión al respecto es deprimente, lo mires como lo mires: La diferencia no gusta. Puede que asuste o simplemente que cueste más entenderla y no nos apetezca. Estamos llenos de prejuicios, de envidias, deseosos de criticar. Ponemos barreras mentales a todo lo que es desconocido, a todo lo que se sale de lo “¿normal?”. Nos gusta juzgar y no queremos comprender, no vemos más allá. Somos una sociedad insensible, competitiva y selectiva. Respiramos racismo y prejuicios por todos lados. Y hacemos daño, mucho daño.
Es un problema muy grave de inclusión en la sociedad en general y en la escuela en particular, con lo que todo ello conlleva. No es solo que las consecuencias de no sentirse querido en la escuela, de sentir que no encajas afecta a otros planos de la vida tales como la amistad, el rendimiento académico y para mí la más importante, a la autoestima, sino que me parece tan frustrante no poder hacer nada para evitarlo ¿Cuál es el papel de la sociedad? ¿Por qué la sociedad no es capaz de proporcionar aceptación, comprensión y apoyo social a sus chicos y chicas?
Os voy a resumir el desenlace del caso que conozco: La chica ha tenido que cambiar de colegio, tras meses de protección policial, de lloros, de sufrimiento y de aguantar injusticias. Sus compañeros acosadores siguen riendo y jugando en el recreo con sus amigos. Ella tendrá que volver a empezar.
Si tu color de piel es distinto, tienes una discapacidad o simplemente tu pelo es de color rosa, por decir algo, pues ya puedes prepararte para luchar por hacerte un hueco, porque será difícil incluirte en esta sociedad de “normales” y por lo visto hombres.
Lo cierto es que hay muy poquita gente abierta a dar oportunidades a los “diferentes”.
VEGA - WHITE KNUCKLE RIDE
ALRAUNE.
ResponderEliminarCuando era peque, viví en Cádiz hasta que hice 7º de EGB, y al empezar 8º nos mudamos a Puerto Real. Hasta ese momento estaba ya hasta las narices de los que eran mis compañeros de clase y que había aguantado durante varios años. Me tenían manía. ¿Mis pecados, o delitos? Sacar buenas notas y ser hija única. Debían pensar que era una malcriada y que en mi casa me llevaba todo el santo día estudiando.
Pues bien. Una vez que estuve en Puerto Real, empecé a ser yo misma y a estar muy a gusto. Y cuando entré en FP más aún, porque allí ya fue donde empecé a fraguar mi personalidad y mis gustos tanto estéticos como personales. Encontré amigos que miraban más allá de mi aspecto y se centraban en mí como persona. Fue genial.
A lo que quiero llegar con todo esto es que cualquier persona pasa por una etapa conflictiva al crecer. Eso no disculpa a quien maltrate a un compañero en cualquiera de sus formas. Pero me temo que nadie se levanta siendo así de un día para otro. Habría mucho que corregir, mucho que hacer... y los profesores tienen un límite, ellos no tienen que educar a los hijos de los demás como personas, con lo cual no puede pedírseles milagros.
También hay niños que crecen casi desconociendo a sus padres puesto que ambos trabajan y no tienen tiempo para estar con ellos. ¿Cómo pueden entonces educarles si están ausentes?
Es difícil sin duda acabar con este problema porque son muchos factores los que se juntan.
Yo fuí a un colegio "de niños bien" vieniendo de una familia muy humilde, por supuesto siempre fuí relegada y en muchos casos los primeros en hacer esa segregación eran los profesores. Entre otros detalles, cambié hasta la forma de hablar, caractéristica de la tierra de mis padres, en cuanto me catalogaron de "paleta". Lo malo es que parece que laboralmente he vuelto a la misma situación. Estar rodeada "de niños bien" donde no encajo ni encajaré aunque mis condiciones económicas sean mejores que en mi niñez.... dificil de sobrellevar.... IL
ResponderEliminarMe ha encantado. Enhorabuena
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